domingo, 14 de diciembre de 2014

12:46 AM de un día 0.

"¿Qué te ha pasado? -Nadie."
Señalo una marca en el cuello.
La piel demasiado fina
para la roca que hay debajo.

No se han tirado los dados.
Esta vez ni siquiera lo llamo juego.
Prefiero tocar desde la distancia de seguridad
no quiero perder ningún pedazo.

La última vez que me enamoré
hice los mejores spaguetis del mundo.
(Que Italia nos perdone. Ardió Roma).
La última vez que creí enamorarme.

Estoy en el punto medio de la calma
que sigue a la tormenta tras la calma en un segundo.
Sé distinguir soledad y ser solitaria:
lo segundo permite no desquebrajarse.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Que la inspiración te pille en el tren. Una historia de amor.

Parece que cuando dos trenes coinciden en el andén es porque se aman.
Miles de viajes en dirección contraria que coinciden en un túnel, sin apenas tiempo para suspirar, solo para contener el aliento por lo que hasta el último giro fue un choque podría haberlos unido para siempre. De repente, entre pitidos de excitación y quizás un fogonazo de luz, se encuentran en una estación. Abren sus puertas a la vez, que equivale casi a darse la mano e igualar los latidos que rigen su cuerpo. Tan cerca y tan distantes. Uno de ellos tal vez maldice esas vías que les permitieron conocerse tantas veces que ahora no pueden evitarse sin que nazca el deseo, unas vías que siempre les impiden llegar a rozarse. El otro quizás cuenta las paradas que hay desde que se separan hasta el próximo encuentro, como el que enumera pasos, escalones, besos, o acumula años sin saber si hay un alguien que guarde su destino.
Juntos, algo desincronizados y tristes, lanzan un último lamento, cierran sus puertas y comienzan de nuevo el camino infinito sin poder mirar atrás, pero con el consuelo de que aquello que están dejando lejos volverá a aparecer ante sus ojos metálicos.

sábado, 29 de noviembre de 2014

Yo venía a decir no sé muy bien qué pero desde luego no algo alegre.

Alguien llama "nubes grises" a la melancolía,
confunden "romper a llover" con romper a llorar.
Nadie se ha roto el corazón sin conseguir antes que se ría.
Que se ría la vida, quiero decir.

Veinte años son suficientes para el aprendizaje.
Sentirse especial solo dura el momento de subida
con semejante caída no vale la pena el viaje.
Quién distingue miedo y autonegación.

No solo cae el telón cuando acaba el espectáculo,
las flores también se pudren cada invierno,
el buzón lleno de facturas es el nuevo oráculo.
Miro arcoiris y únicamente veo caras tristes.

Llenas de colores, eso sí.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Pienso seis cosas imposibles antes de desayunar y todas felices.

I
Que no somos monstruos marinos tatarahuérfanos,
que no hay bolsas con tu olor
donde no está tu casa.
Que no llevo tus pañuelos en el cuello,
pero sí tus besos en las mejillas.

II
Siendo más realista:

que nos veías cuando mirabas inconsciente.
Te reías de nuestra mala suerte,
sonreías porque estando con quien más querías,
ibas a ir con quien amas.

Qué inconsciencia tan de andar por casa.
Qué final tan silencioso,
qué puntos suspensivos tan bulliciosos.

III
Ya no divido mi vida en cuando todo iba bien
y cuando todo va mal.
En cuando estaba engañada
y ahora que no lo sé todo.

Las cosas pueden ir bien yendo mal.
Es el tercer pensamiento irreal.

IV
No hay mentiras bajo el cielo.

Condenar la mentira y el asesinato como prohibido en todas las sociedades me suena un tanto raro, señores antropólogos.

V
"Amar a alguien significa decirle 'tú nunca vas a morir'.", contaba un sacerdote a veinte personas pero me lo decía a mí. Y a ella.
El mundo no se cae, se tambalea, y el amor existe.

VI
No hay nada imposible.

domingo, 28 de septiembre de 2014

12:44. No ha sido un buen día.

El otro día el hombre de mi lado en el autobús llevaba una carta con un Perdóname como destinatario. No sé si era su nombre, o quizá el de otro alguien que ha descubierto que está mejor solo que mal acompañado porque al menos así no se siente el doble de solo. Yo pensé que ojalá fuera una carta para él y estuviera yendo a recoger el amor para sacarlo a bailar.

Otro día, tal vez un par después, vi a un chico enamorado de un edificio. Y de una chica a la que enseñaba ese edificio. Ellos no lo saben pero yo sí. Veinticinco años e iban corriendo mientras se reían. Creo que sería muy sencillo enamorarse de un edificio si eso fuera tan fácil como sentarse a mirar sin esperar nada a cambio. Ojalá las personas fueran edificios y yo pudiera comprenderlas. Ojalá no hubiera personas y no importaría que no hubiera edificios.

Hoy tengo fiebre y me he cortado el pelo. No por ese orden. O sí. La fiebre ha estado siempre y habíamos confundido los síntomas con locura. La fiebre es pena y decepción y mocos y calor. La fiebre es confusión. La fiebre parecen lágrimas pero son unas tijeras y el pistoletazo de salida. Unas tijeras de inauguración de este edificio gris que es un muro en medio del campo para que nadie lo mire demasiado y sobre todo no intenten saltarlo porque es innecesario. Unas tijeras de pelo cayendo, de gente cayendo, de mandíbulas caídas por la sorpresa cuándo por un momento pensaste equivocarte y creíste en algo. Menos mal que siempre nos queda barrer los escombros y volver como cada invierno a la manta morada color todo allá fuera es mentira, lo de dentro también pero creételo para sobrevivir.


Y al final, todos entran y salen de cualquier manera, de muchas formas, y solo la fiebre permanece hasta que gana.

domingo, 10 de agosto de 2014

Del asco que me da todo.

Hay veces que está todo en tan calmado:

borrachos en su sitio
vagabundos en su sitio
bombas en su sitio
Lejos de aquí.

Es mentira.

Todo está a mi lado, soy humana
¿qué quieres,
un poco más de egoísmo?
Ni que esperaras más empatía.
Siempre es poca
o mucha
depende del cristal del corazón
con que lo mires.

Es tan absurdo, tan
del primer mundo
tan innecesario, tan omnipotente,
tan sucio.
Mis problemas me dan asco.
mis "problemas".
Tan pobre, tan mío, tan nada,
tan egoísta tan innecesario.

La gente muriendo y yo dando una vuelta.
Qué pena.
Dónde está la otra mejilla de la vida antes de plantar cara a la destrucción.

sábado, 9 de agosto de 2014

No te asustes, estoy encendiendo el motor.

Soy nómada por naturaleza
todo son huidas en mi cabeza
solo veo caminos entre la maleza
mientras hago la maleta con destreza.

Mis pasos intentando no hacer mella
siempre he tenido suerte, ninguna querella
de muchas personas muy pocas dejan huella
y me llevan hacia delante como esa estrella.

El orden únicamente me enfurece
lo estático también me adormece
creo que vuestra rutina no me merece
cuando el ansia de viajar aparece.

Mi casa en un radio de 5 metros con epicentro en él.
Qué hacer cuando los vagones se han salido de su riel.
Nadie se da cuenta pero cuesta encontrar un amigo fiel.
Quiero volver a vivir sin tener que arrancarme la piel
voy a huir quemando los recuerdos en fuel.

domingo, 29 de junio de 2014

4:55 - 5:10 am

A veces llego a casa
con las suelas gastadas
o la batería gastada
o la mirada gastada.

Una casa que no es la mía
aunque está en la misma ciudad
en la misma calle
en el mismo piso.

Dentro vive gente que parece mi familia
pero mis padres solo son personas
mis hermanos solo son personas
mi perro solo es un perro.

Los sentidos me engañan y dicen que es real
aunque el olor es más pesado
el ambiente más pesado
y los problemas más pesados.

Será la nostalgia
la rutina
o el cansancio
(pero un día la idealicé
y)

ya nunca llego a casa.

sábado, 28 de junio de 2014

Quizás porque todo lo que toco se rompe...

... y a mí siempre me gustó acariciarme. 


No me quito las zapatillas por si tengo que salir corriendo. Correr  y viajar  serían los verbos perfectos para convertir en hecho las ansias de huir. Para cuando morir  suena mal a oídos que lo escuchan de mis labios.

No contesta el estómago a las sacudidas. No hay hambre si todo es trampa y es cartón cuando acabo masticando de nuevo sangre con sabor a "esta vez te tragaste mucho tiempo la mentira". El juego de luces frente a mi escenario me convierte en la cuarta pared sin que recordara que somos teatro.

No hay llamada de socorro ni respuesta de atención después de un "yo no tengo la culpa de toda esta mierda". Tampoco hay fondo ni cielo alrededor de este mar de basura en que siempre nada mi vida. Ni ratas ni carne ni comida, solo yo regurgitando mis entrañas sin descanso.

No puedo dejar de quejarme del asco que me da llorar cuando toda va bien de pestañas y dientes para fuera. Hay tanta gente en la calle que solo escucharlos me agobia y si abro la ventana hay suficiente miedo para detener sus corazones.


Y así poder
seguir tocándolo
y rompiéndolo
todo.

domingo, 22 de junio de 2014

Rima asonante en impares con sabor a te echo de menos.

Me late el corazón más fuerte de lo debido
como mil tambores de un millón de galeras,
abordándome siempre que te miro
convirtiéndome en reo de esta maldita distancia.

Me duele el calor y el frío cuando duermo,
la áspera ausencia de tu suavidad a mi lado,
la incompetencia del verano 30º y yo tiemblo
intentando conciliar el sueño con soñar despiertos.

Me vuela el pensamiento tan deprisa,
que no queda luna, abril, cerezo o golondrina,
que al imaginar nuestra piel mezclada y mestiza
no parezca una idiota metáfora obsoleta.

domingo, 1 de junio de 2014

'No saben que están muertos'. Y yo no sé ser feliz.

Ya dejemos de fingir. Olvidemos un rato que todo está bien cuando todo está bien pero algo va mal.

Quiero contar que reconozco el fallo. Que sé quién es el fallo.
Quién no sabe reconocer su mundo, mientras se lleva las manos a la tripa intentando evitar las nauseas de asco. Como si por ser producto humano puedan ser evitadas. Curadas. Eliminadas y amputadas.

No puede combatir contra el miedo. (No puedo). El descontrol de tenerlo bajo control hasta que llega el laberinto. Y le parece un abismo. Y de repente es el minotauro y tampoco puede luchar contra nada.
Porque sabe que va a perder.

Quizá no hay solución a esta opresión, a este peso de la nada. Cuando todo va mal. Aunque vaya bien.

Ni siquiera se puede explicar el horror. No comprende la incertidumbre, la mía, la vuestra. Aunque no lo sepáis aun.


En el fondo creo que la tristeza está aquí. Se esconde mal porque es muy grande, muy fuerte y muy vaga, Porque se aburre de jugar sola.
Y duerme en mi cama pasando calor, dándome frío. Aunque ya hacía frío porque todo va bien siempre.

Porque algo va mal aquí dentro. Aquí en la superficie y más profundo.Algo va mal en todo lo que me cubre la piel.


En realidad, tal vez, como dicen en esa película: "no sabemos que estamos muertos". Y yo a veces me rindo.

miércoles, 16 de abril de 2014

Cómo puede ser posible.

Joder.
Cómo puede caber la primavera en un solo día.
Todas las canciones de amor abril se han quedado cortas de repente,
se han quedado cojas
sin la presencia de tu persona en mi historia.

Por favor
dime.
Qué voy a hacer ahora que paso frío si no estás,
que ardo al pensarte,
que el sol no logra penetrar por mi piel ahí donde me tocaste.

Quiero saber
qué hacer con tanto miedo,
con esas manos que me ahogan si te sueño demasiado.
Me paraliza los pies la incertidumbre, mientras el cosquilleo de un recuerdo tuyo colorea mis labios.

Cómo puedo seguir
ahora que sé que contigo es distinto,
es fácil,
es nuestro.


De verdad
cómo puedo vivir hoy,
sabiendo que si en un día encendimos el cielo
qué no podríamos hacer en cualquier estación con los cerezos

y estando juntos.

martes, 15 de abril de 2014

La poesía no siempre es estar desnuda pero ojalá.

Llorar y sentir cómo caen las lágrimas al valle de tu pecho,
verte respirar como un movimiento de la Tierra a destiempo.
Observar el rubor de tus mejillas,
las marcas de las costuras en tu cadera. 
Escalar con los ojos la cordillera de las vértebras de tu espalda,
sonreírle a tu ombligo cuando me mira inquieto.
Imaginar todos los suelos que pisaron las plantas de tus pies hasta llegar a mí,
todas las cosas que habrán tocado las yemas de tus dedos.
Seguir el camino de las venas que se adivinan azules por tus muslos. 

Me gusta que te guste estar desnuda. 

domingo, 30 de marzo de 2014

La eterna lucha de no mirar al sol cada día.

Tengo ojos color ruina,
color duna, color desierto.
Se apagan sobre montañas de ojeras,
montones de noches,
montículos de café, como mis ojos.

No son ojos color adiós,
pero tampoco hola.
No saben dar los buenos días,
y solo de vez en cuando las buenas noches.
Tampoco lloran, no saben despedirse.

Son ojos huella mojada en la arena
de la playa del pensamiento.
Avellana y almendra,
castaños que parpadean en cada caída de hojas.
Otoño.

Son ojos para mirar,
para no ser vistos tristes
-aunque lo estén-
para ocultar el rojo bajo el marrón,
la pena tras las pestañas.

Ojos de cara inquieta,
de cara niña.
Aburridos ojos tempranos
de no querer despertar cada mañana.

Tengo ojos color chocolate negro,
color cielo nocturno y nublado.
Son como la madera del ataúd
de mi futuro sin sueños,
de las luchas de mi presente
de mi pasado sin risas.


Ojos color acogida, color mentira.
Ojos color brasa ardiente.